«Cuando comencé con este proyecto, mi idea era realizar un documental acerca de los Centros de Internamiento para Extranjeros (CIE) analizando en profundidad su naturaleza y las consecuencias de tipo legal, y sobre todo moral, que puede acarrear su presencia para las sociedades en las que estos centros tienen cabida.
Sin embargo, pronto me di cuenta de que era imposible estudiarlos como un fenómeno aislado y de que era imprescindible abordarlos como un eslabón más dentro de un sistema represivo complejo que tiene como objetivo combatir la inmigración irregular; tal vez el eslabón menos visible y conocido, pero quizás el que puede presentar más objeciones de tipo ético.
No obstante, no quería convertir mi enfoque únicamente en una exposición de datos y reflexiones acerca de la aberración que supone su mera presencia. Quise, en primer lugar, huir del discurso panfletario y dejar el micrófono abierto al debate. Esto se ha logrado gracias a la participación de personas relevantes que están directa o indirectamente relacionadas con la gestión de estos centros desde ámbitos muy diversos.
Lamentablemente, ni políticos en el Gobierno, ni directores de centros, ni empresas relacionadas con la gestión de los CIE o los vuelos de deportación ha querido hacer declaraciones, aunque sus posiciones y algunos de sus testimonios públicos han quedado igualmente recogidos.
En cualquier caso, me interesaban mucho más las historias personales de aquellos que han sufrido el internamiento en primera o en tercera persona. Los datos y las estadísticas muchas veces nos alejan, ponen distancia en términos de empatía entre el sujeto (en este caso los inmigrantes) y el público.
Mi idea era acercar la historia a la gente, especialmente a nivel emocional, para de alguna forma tratar de contrarrestar la forma que adquiere “el relato” a nivel oficial y mediático, donde los inmigrantes son convertidos en irregulares, ilegales, indocumentados, etc.
Todo este proceso de despersonalización sólo facilita la toma de acciones y represalias por parte del aparato represivo del estado contra los inmigrantes indocumentados así como la aceptación pública de estas medidas, muchas de ellas ilegales y casi siempre desproporcionadas.
De esta forma, los relatos de Mourtada, Samuel y Peggy se sitúan en el centro de la historia, para que hablen y se expresen con total libertad. Es por medio de su poderoso discurso a través de donde se articula y desarrolla la narrativa del documental.»
David Marrades
Director de ’23 30 Una historia cautiva’